Experiencia Work Away: Embarcados por 10 días
“Se requiere voluntarios para transformar un barco antiguo en un moderno Bed & Breakfast en la ciudad de Lumut, Malasia” decía una publicación de trabajo en la página Work Away. Aplicamos y unas semanas más tarde viajábamos desde Sri Lanka a Malasia para embarcarnos por 10 días en una experiencia tan interesante como insólita.
Work Away, es una página web muy utilizada por los viajeros para visitar lugares de forma económica, ya que se aplica a voluntariados y a cambio de 4-6 horas de trabajo diario se recibe alojamiento y comida gratis. Las opciones son muy variadas: apoyo escolar en inglés, trabajos de permacultura, fotografía, creación de páginas web, carpintería, marketing, escritura, hotelería, etc.
¿Cómo funciona?
Uno puede ser anfitrión, es decir, publica un trabajo para contratar voluntarios o registrarse como voluntario. En nuestro caso, nos registramos como voluntarios y escribimos nuestro perfil, describiendo los países que íbamos a visitar, nuestras aptitudes e intereses y pagamos una suscripción de, aproximadamente, 35 dólares al año. Una vez creada la cuenta, uno ingresa y selecciona los países en los que está interesado, ve las propuestas y se contacta por email con el anfitrión. De coincidir los perfiles con la búsqueda se confirma el trabajo y las fechas. Los voluntariados pueden ser de una semana, quince días e incluso tres meses, esto se arregla entre las dos partes.
Nuestra experiencia
Llegamos a Lumut, una ciudad portuaria en Malasia, sin saber exactamente qué esperar de esta aventura. Era nuestro primer voluntariado y lo único que habíamos pautado de antemano es que nos quedábamos 10 días. Nos busco Luca, otro voluntario Work Away de la estación de micro y en en un gomón nos fuimos hasta el barco, que estaba anclado a 200 metros de la tierra. Nos esperaba Massimo, la cabeza de este proyecto y dueño del barco. Como buen italiano, nos recibió cálidamente con pan, paté y cerveza. Nos contó sobre su vida, su objetivo de transformar el barco en un Bed & Breakfast y ofrecer una opción turística inexistente en Malasia: un barco hotel que navegue por el paradisíaco archipiélago de Langkawi, al norte del país. También, nos comunicó nuestros roles: Lucas tenía que diseñar los planos del barco y sugerir remodelaciones y a mí me tocaba proponer una estrategia de Marketing para promocionar el futuro hotel/barco, llamado Aurora.
Después de conversar un rato, recorrimos el barco con Massimo en busca de nuestro camarote. Fue ahí que entendimos, que el barco de madera con 30 metros de largo y 3 pisos era un caos. No íbamos a vivir en un barco, sino literalmente en la obra de construcción. Apenas bajamos al primer piso empezamos a ver todos las herramientas sueltas, tornillos, clavos, martillos, discos, muebles y metales esparcidos por ahí. Llegar a nuestro camarote implicaba bajar por unas escaleras de maderas sueltas, evitando tocar los cables que salían para todos lados y entrar en una habitación llena de polvo que lo único que tenía era una especie de colchoneta sobre una tabla de madera. Entre desconcierto y preocupación vimos que Massimo prendía con orgullo las luces del camarote y que éstas hacían un juego de discoteca. Faltaba absolutamente todo, menos la iluminación.
Al rato conocimos a los otros integrantes del barco
Judy: 50 años, china, la mujer de Massimo. Dura, áspera y chistosa a la vez. Indescifrable y una sabelotodo. Negaba todo tipo de ayuda. Gran cocinera y la verdadera jefa. Lo que ella decía, se hacía. Siempre vestida con bermudas y musculosa manchadas con comida.
Luca: 21 años, italiano y voluntario Work Away. Rol indefinido, el famoso “che pibe del barco”.
Devon: 28 años, americano y voluntario Work Away. Hacía un trabajo más físico: carpintería, arreglos, cambio de lamparitas y pintura. Contreras y rebelde.
Jimmy: 55 años, americano y voluntario Work Away. Idéntico al abuelito de la película Up. Llevaba un mes viviendo en el barco cuando llegamos, la mano derecha de Massimo.
Hafiz: 35 años, malayo, petiso y fibroso, trabajador full time. El cerebro indiscutido. Ingeniero mecánico, marinero y el único que realmente sabía qué hacía y con qué fin.
Ginno: arriba de 55 años, italiano, escuálido y carpintero. Trabajaba todo el día y se iba por la noche a dormir a Lumut. Vivía a base de cigarrillo y café. Cada tanto cruzaba peleas con Judy y frecuentemente, insultaba al aire en italiano. Porco Dio! Vaffanculo!
Bafu: el perrito de Massimo y Judy, rey absoluto del barco.
Una mezcla exótica a bordo de “Aurora”. Transcurrieron los días, hicimos nuestros trabajos, nos acostumbramos a la incomodidad del camarote, a la falta de independencia para salir del barco y visitar Lumut, a los cambios de planes de Massimo a la incertidumbre de si navegaríamos hasta Langkwai antes de que nos bajemos o no. Disfrutamos el silencio del mar, la camaradería del día a día, los atardeceres, las comidas de Judy y los partidos de ajedrez. En nuestro día 7, el barco partió a Langkawi y después de navegar 36 horas llegamos a estas islas alucinantes.
Vivimos una experiencia distinta. Nos enriqueció la diversidad de personalidades, vivir de una forma impensada y desarrollar nuestras aptitudes en un contexto diferente.
