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La camaleónica calle Khao San

Khao San es una calle, si entramos en detalle es una calle en Bangkok ubicada en la parte antigua de la ciudad, cerca del Palacio Real y templos importantes como el Wat Pho. De día, es un lugar frecuentado por mochileros en busca de hospedaje barato y buena ubicación. De noche, es un potpurri de delirios y excentricidades. Es la visita obligada de los curiosos que pasan por esta capital asiática.

Hubo una época donde era una calle residencial conocida solo por sus habitantes. Parece que en los 70’s surgieron los primeros hospedajes económicos y esto despertó el movimiento mochilero. Con los turistas, llegó la creciente oferta gastronómica, la vida nocturna y las tiendas de ropa o suvenires, pero también un ritmo ecléctico difícil de comprender.

Es una calle peatonal, a lo sumo pasa alguna que otra moto. Hay gente caminando por todos lados, gente de todas las edades. Gente con mechones de pelo rojos o violetas, gente sin pelo. Hay europeos y americanos, también muchos asiáticos. Hay turistas, locales y vendedores. Hay niños adentro de coches de juguete, empujados por los padres, hay mujeres en short de jean, otras con pantalones de elefantitos y otras con vestidos de noche. Hay familias comiendo en restaurantes mientras adolescentes o ancianos, no importa la edad, bailan descontroladamente en la puerta de un bar. Tal vez bailan en la calle, cerca de un parlante ambulante sin dueño, sin importar que a un metro haya otro parlante gigante con música de otro género. Hay carcajadas de almas ebrias, gritos de tailandeses ofreciendo sus productos y música de discotecas. Es un sinfín de ruidos que acompañan la hora de relajación de muchos que eligen sentarse en la calle para recibir masajes en los pies, un clásico local.

Es el lugar para devorar un choclo con manteca, probar un pincho de pollo y porque no degustar escorpión. Mientras alguien come helado de coco artesanal, otro se compra un balde lleno de cervezas y varios ordenan tragos “bien fuertes”, es que así lo promocionan los lobistas de los bares. Son muchos los que terminan comprando musculosas con imágenes de elefantes, marcas de cerveza local o alguna frase graciosa. También están los que optan por entrar a las sastrerías y hacerse trajes a medida a las once de la noche, mientras se entretienen observando a los malabaristas.

Es un zoológico que reúne a la especie humana. Es entretenido y ridículamente diverso. Es una calle para disfrutar de la importancia de no ser todos iguales.

Nosotros

Somos Tamar y Lucas, una pareja argentina que vivió los últimos 3 años en Sídney, Australia. Durante ese tiempo, además de trabajar, recorrer y disfrutar de un gran país, empezamos a idear un proyecto: dar la vuelta al mundo.
Hoy finalmente, lo estamos concretando.

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