Experiencia Couchsurfing en Japón
Ser alojado por tres japoneses fue de los puntos más sobresalientes de nuestro viaje de 20 días por tierras niponas.
Resumidamente, Couchsurfing es una red social que permite solicitarle a residentes del destino que uno tiene pensado ir que lo alojen por un determinado tiempo, desde un día hasta incluso un mes o más. Más allá de ser una gran ayuda económica, el objetivo de esta experiencia es vivir la ciudad a través de un local y compartir un intercambio intercultural.
Muchas veces el host, anfitrión, está libre y acompaña al surfer, huésped, a recorrer la ciudad, otras simplemente comparten una comida, un trago o una charla efímera. También puede que la interacción sea mínima y que el host quiera simplemente ayudar al viajero a economizar su viaje.
En nuestro viaje nos alojaron en Osaka, Yokohoma y Tokio. Shinya, Kazuki y Jackie, respectivamente. El primero es un señor soltero, llevaba una bufanda de River Plate cuando nos buscó de la estación de tren y para nuestra sorpresa habla muy bien español. Shinya, simplemente disfruta de la compañía. Se tomó un día laboral para ser nuestro guía turístico en su ciudad. Kazuki, de 21 años, habla inglés y nos abrió las puertas de su mono ambiente porque para él, Couchsurfing es una forma de entrar en contacto con otras culturas, exponerse a nuevas ideas y mejorar su inglés. Jackie, es madre de tres varones y abuela de una nena. Tiene una casa muy grande para los estándares de Tokio y para darle vida a las habitaciones del nido vacío empezó a hospedar a viajeros.
Shinya nos enseñó a tomar Sake caliente, con él miramos noticiero japonés, nos reímos de su tonada mejicana y de como él se auto decía “ojos de alcancía”. Escuchamos DESPACITO y, le revelamos que Shakira en sus inicios era morocha y no rubia como él y todos los japoneses creían. Con Kazuki, recorrimos Kamakura, un pueblo playero cerca de Yokohoma. Nos contó de las exigencias que tienen los estudiantes japoneses y la presión que sienten para ser los mejores. Nos compartió su sueño de irse a vivir a Tailandia para llevar una vida más relajada. Nos cocinó Sukiya, una sopa tradicional a base de verdura, fideos y tofu. Con Jackie, nos costó más encontrarle la vuelta y entender la dinámica entre ella y sus huéspedes. Al principio, nos sentíamos más en un hotel, pero todo cambio la noche de Año Nuevo, donde nos sorprendió con una abundante cena y nos hizo parte de su festejo familiar. Básicamente, ella nos dio la oportunidad de experimentar, como se vive un año nuevo japonés, en familia.
Posiblemente, por hacer Couchsurfing no nos movimos al ritmo turístico que demanda Japón y hubo atracciones que quedaron pendientes, pero sin duda fue una experiencia completamente enriquecedora que nos permitió vivir de cerca la cultura nipona.